Al hablar de oro aluvial tal vez para muchos la imagen remite a esas películas del Viejo Oeste, con mineros de antaño lavando arena en un plato a la vera de un río y en búsqueda de la ansiada pepita dorada. Quizás sin esa mística pero profesionalizando una tarea rústica de obtención de oro con cientos de años de historia, en Jujuy se extrae oro aluvial sin uso de químicos mediante métodos gravimétricos y centrífugos.
Este proceso físico permite la extracción de oro aluvial sin el uso de mercurio (que antes se utilizaba para copelar) y posiciona a Espíritu de los Andes S.A como la primer pyme minera del país en apostar a esta forma de producción. Con capitales cien por ciento argentinos, la firma opera en Ajedrez, el proyecto aurífero que se desarrolla en Orosmayo a 4.000 metros sobre el nivel del mar en la Sierra de la Rinconada, a unos 300 kilómetros de San Salvador de Jujuy. “El oro aluvial es el que se encuentra en las arenas al lado de los ríos y es producto de la erosión de otras vetas de oro en alguna montaña que la naturaleza se encarga de erosionar y de llevar pendiente abajo, este se acumula en paleocanales o paleocauses y pueden ser detectados mediante métodos modernos de exploración”, explicó Guillermo Re Kühl, geólogo de vasta trayectoria y presidente de Espíritu de los Andes S.A.
Precisamente con aplicación de tecnologías y luego de cuatro años de exploración para detectar los lugares con mayor concentración de oro, la empresa inició su desafío. Esto significó el montaje de una maquinaria que se trajo desde China con la cual se lleva adelante el proceso de extracción del mineral. En términos sencillos, la maquinaria actúa como un gran lavarropas centrífugo horizontal mediante el cual se van separando los minerales por su peso específico.
Según explicó Re Kühl, el proceso cumple con el siguiente circuito: El material y el agua ingresan al “Trommel”, la zaranda horizontal comparable con el lavarropas horizontal, y luego de ese lavado el material sale por dos canaletas que constan de unas alfombras para retener el mineral con diferente granulometría (pepitas más grandes o más pequeñas). Posteriormente este material pasa a un concentrador centrífugo y si tiene el tamaño adecuado, va directamente a la mesa vibratoria para luego pasar a la “gold screw panner”, que es la última etapa en donde se produce la separación del mineral. Esto último es algo así como una gran paila gigante para la separación del oro, pero en su versión más actual y tecnológica. En cuanto al agua que se utiliza y sólo para el proceso de lavado, esta vuelve al río luego de pasar por piletas de decantación.
Actualmente producen un kilo mensual de oro y la idea es ampliar en los próximos años este volumen, siempre que se pueda incorporar nueva maquinaria, ahora con reducidas posibilidades por las restricciones a la importación que rige en el país. La vida útil del yacimiento y según las proyecciones, está estimada en alrededor de 20 años.
La comunidad
Ajedrez es un proyecto pequeño que consta de dos turnos de ocho personas por vez que rotan en un régimen de 15 x 15. A su vez en las oficinas de la empresa en Buenos Aires, trabajan tres personas más con tareas técnicas y administrativas.
En cuanto a la gente de Jujuy, son procedentes de las comunidades de Orosmayo y Orosmayo Grande, áreas históricamente conocidas por su riqueza aurífera. La producción inició a fines de 2019, se paralizó en 2020 por la irrupción de la pandemia hasta más o menos mediados de ese año y se retomó a pleno la actividad a partir de 2021.
“Es un orgullo que ser la única empresa argentina pequeña que producimos oro en la actualidad con una buena relación con la comunidades y con el apoyo de las autoridades provinciales, lo que buscamos es que otras empresas en la zona se anime a hacer a pesar de todas las vicisitudes que puede tener un país como Argentina”, dijo el geólogo.
El otro anhelo de la firma es llegar a consolidarse como un centro de acopio para la minería aluvial de la zona. Sucede que en la actualidad hay mucha gente que se dedica al oro aluvial de forma artesanal pero de manera ilegal. “El mineral se vende en el mercado negro y se contrabandea a países como Bolivia e incluso entre gente que viene de Brasil. En el mercado negro se llegan a vender hasta cinco kilos de oro por mes, es así que la idea de conformarnos en un centro de acopio y comprar la producción de esos productores artesanales”, cerró Re Kühl.
Por otra parte, la intención es sentar los precedentes para que en otras provincias del país con condiciones geológicas similares para el oro aluvial, el caso de Salta o la provincia de Neuquén, puedan replicarse experiencias como la jujeña.
Un poco de historia
Según Ricardo Alonso, reconocido geólogo e investigador que fuera secretario de Minería y Energía de Salta, en su libro “Historia de la Minería de Salta y Jujuy, siglos XV a XX”, el sector de la Puna jujeña vivió a lo largo de su historia numerosas “fiebres del oro”.
En principio fueron los Incas, que obtenían las pepitas de oro mediante el lavado; luego llegaron los españoles y más tarde los jesuitas, quienes hicieron un trabajo excepcional de arte minero. Luego de la independencia argentina llegaron nuevos actores. Entre ellos el capitán inglés Joseph Andrews, quien dio un poder minero para gestionar propiedades al Dr. Joseph Redhead, el famoso médico de Belgrano que vivía en Salta. Ese poder se conserva en el Archivo Histórico de Salta.
Jujuy y Salta eran entonces una sola provincia. Para 1825 se tiene un interesante padrón minero de la región de Rinconada en Jujuy. Allí se encuentran nombres de mineros y de minas, topónimos regionales y otros valiosos datos de interés histórico. Se tiene muy poca información de las décadas de 1830 a 1850. Los esfuerzos se concentraron en la región de Rinconada famosa por sus pepitas de oro de buen tamaño, una de las cuales pesó ocho kilos. Hacia 1890 y bajo la administración de Carlos Pellegrini, se envía una expedición científica minera a la Rinconada. El norteamericano D.F.G. Garrison, el francés Clemente Cabanettes y Luis Amans fueron los encargados de esta aventura. Viajaron tres meses durante el invierno y recorrieron los principales yacimientos auríferos. Ellos mencionan por primera vez la presencia de topacios junto al oro.